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>> sábado, 13 de noviembre de 2010


- Buenos días princesa. Ni siquiera sé porque motivo escribo esto. Tampoco el porque mi corazón aún late con fuerza al recordarte, tú belleza plasmada en unos cuantos versos de cualquier poeta enamorado de la luna. Porque admirarte es como rozar con la gema de los dedos un trocito de cielo inmenso y quedarse insatisfecho una y otra vez. Para serme sincera, por primera vez en mucho tiempo, mi piel tiembla espontáneamente al recordar el tacto de tu piel con la mía ¿Es demasiado pedir que estuvieses aquí ahora para embriagarme con el olor de tu pelo y tus suaves besos? Demasiado pedir sería que, por una vez, algo me saliese bien del todo. Sin obstáculos. Sin complicaciones. Solo algo que fuese nuestro para siempre. Y a pesar de la esperanza plasma en este texto sin sentido, hace tiempo que la lancé al vacío perdiéndose entre los sueños que nunca cumplí. Revolviéndose en lo que nunca fui. Y en lo que, lamentablemente para mi, nunca llegaré a ser. Bueno, se hace tarde, o simplemente es que cada vez amanece más temprano ¿Quién lo diría? El sol se impacienta en iluminar tu rostro y deleitarse con tu sonrisa. De nuevo, buenos días princesa, que te vaya bonito por si no nos vemos más y si algún día te cruzas conmigo espero que aún guardes ese trocito de mi vida que te llevaste contigo.

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