La Morgue
>> viernes, 4 de abril de 2014
La tumbé y quemé mis ganas sobre su piel marmórea,
queriéndosela arrancar a jirones para que no quedara parte de su anatomía por
recorrer. Deseé quedarme toda mi vida en su interior, avivando la muerte de mis
gemidos en sus labios morados. La petite morte llegó inesperada y
dejándome sin aliento. Aunque todo aquel placer habría fluido mejor si ella
hubiese estado viva para poder disfrutarlo.
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